Percepción Política
Grave, muy grave lo que ahora denuncia el periodismo incómodo. En México se mata en caliente.
De acuerdo con una amplia investigación documentada con video, audio y fotografías, policías federales acribillaron al menos a 16 civiles, a policías rurales desarmados y a familias el pasado 6 de enero en Apatzingán, Michoacán.
La investigación es de la reportera Laura Castellanos y fue publicada este domingo por los medios Aristegui Noticias, Proceso y Univisión, lo que pronto trascendió en el país y el extranjero.
La información es sumamente preocupante y, por supuesto, digna de ser comentada. Estas cosas deben estar en todas las sobremesas para que la indignación social reclame castigo inmediato, caiga quien caiga.
Se trata de los testimonios de 39 personas, fotografías, videos y grabaciones de audio que respaldan la versión de que los policías federales dispararon contra los civiles después de que éstos afirmaron que no portaban armas y se rindieron.
Se revela que el ejército también puede estar implicado, pues según varios testigos hubo soldados que también participaron en las detenciones y en el cerco de los policías federales durante el sangriento operativo.
La investigación recuerda que la madrugada del 6 de enero unos 100 integrantes y simpatizantes de las fuerzas rurales G-250 se encontraban en los portales del Palacio Municipal de Apatzingán para protestar por la disolución del grupo de autodefensas por parte del comisionado federal de Seguridad en turno, Alfredo Castillo.
Dicho grupo se había formado con la aprobación del gobierno para dar con el paradero de Servando Gómez, La Tuta, y por ello los policías comunitarios exigían que se les pagara por sus servicios.
Sólo seis de esos policías comunitarios estaban armados y todos obedecieron las órdenes del líder del G-250, Nicolás Sierra, El Gordo, de bajar sus armas. Según el testimonio de los sobrevivientes, los agentes federales les ordenaron que levantaran las manos.
De acuerdo con la reportera, un testigo que pidió el anonimato, por motivos de seguridad, relató que “Nos quedamos en desconcierto y nada más escuchamos cuando dijeron: ¡Maten a esos perros, mátenlos a todos!”. Y así comenzó la masacre.
En fin, los testimonios de la masacre fueron documentados en archivos de audio publicados en la cuenta de Soundcloud de Aristegui Noticias y retomados por la organización Artículo 19.
En su momento, el todopoderoso comisionado Castillo dio su muy personal versión de los hechos. Naturalmente, se puso del lado de los federales al decir en conferencia de prensa que éstos fueron emboscados. Se percibía que hablaba como en falso porque decía suponer -y en su posición no estaba para suponer nada sino para informar con bases- que probablemente se había dado un fuego cruzado.
Castillo, ahora con nueva chamba de comisionado para poner por los cielos el deporte en México, es el primero que tiene que responder por esta masacre. Si inventó y así encubrió, que lo castiguen. Y si fue omiso, también. ¿Cómo es posible que estas cosas sólo tengan seguimiento hasta que el periodismo las descubre?
Ayer el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, aseguró que el asunto ya está está en investigación. Si se apura, puede hasta mejorar el tiempo récord en que lo hizo la reportera Laura Castellanos, dado que sin duda cuenta con mejores instrumentos.
Y que vayan a la cárcel tanto el que dio la orden de “mátenlos en caliente” como los que la ejecutaron.
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