Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Los cuatro momentos en que de manera contundente Santiago Taboada arrinconó y sacudió por entero a Clara Brugada: primero, cuando le sacó las cuatro botellas con agua sucia que sale de las llaves de agua en las demarcaciones Iztapalapa, Benito Juárez, Tláhuac y Xochimilco. El segundo, cuando aseguró que René Bejarano, El Señor de las Ligas era su socio, porque le entregó contratos multimillonarios para construir las famosas “Utopías”. Prometió dar los nombres de las empresas.
Tercero, cuando le dijo a Brugada que miente al afirmar que Claudia Sheinbaum es su amiga. Y cuarto: luego de que Clara acusaba que la torre Mitikah era parte de la corrupción inmobiliaria, Taboada le reviró que es un proyecto aprobado durante la administración de Marcelo Ebrard, quien hoy es uno de sus principales asesores.
En estos cuatro momentos fue cuando se le vio más incómoda a Brugada en la silla, y usó como distractor su cartulina con el hashtag #MienteTaboada. En cada ocasión, la morenista de inmediato intempestivamente respondía a esos señalamientos, siempre leyendo, titubeante por momentos.
Evidentemente los dos temas del debate que este domingo celebró el Instituto Electoral de la Ciudad de México entre los candidatos a la Jefatura de Gobierno beneficiaba a Taboada, porque en el primero, el agua, ella no tiene autoridad moral para defenderlo.
Y es que, es cierto que el grupo político de Morena es el mismo que Gobierna la ciudad de México desde 1997, y es cierto también que no hicieron la obra pública necesaria para garantizar el abasto de agua potable a 25 años, pues hoy la capital del país enfrenta la crisis más severa en su historia en este tema. El único proyecto que hubo al respecto fue también con Ebrard, quien en su momento él sí propuso privatizar el agua. (por cierto no acompañó a Brugada en este segundo debate).
Pero, además, le recordaron a Brugada que ha sido delegada y alcaldesa en Iztapalapa, durante 9 años, y que en ese tiempo no pudo resolver el tema del desabasto de agua en la zona. Le atribuyó que le no tiene interés para atender el problema, porque en realidad allá está privatizada el agua, y ella es la que controla la venta de pipas de agua, o con dinero, o las condiciona a cambio del voto.
Clara Brugada también se la pasó atacando a Taboada, sólo que fue monotemática y poco contundente. El tema del cartel inmobiliario y todas las acusaciones que le lanzó al panista tuvieron una muy buena respuesta, al estilo del general Anaya: “si todo eso fuera cierto, no estaría aquí”, le reviró.
En el tema de la corrupción, Brugada exhibió en otro momento que Taboada durante su administración en la Benito Juárez había comprado patrullas a sobreprecio, y él le respondió de manera contundente que quien había comprado ese tipo de vehículos más caros era quien fue su secretario de Seguridad Pública que está prófugo de la justicia, en referencia a Jesús Orta. Fue una adquisición por alrededor de 2 mil 500 millones de pesos.
Una y otra vez Taboada tenía respuestas contundentes y de inmediato se volcaba a la contraofensiva cada vez que le decía algo Clara, quien tenía que acongojarse en su silla, buscar una respuesta mágica en su enorme carpeta que llevaba y defenderse, pero de nueva cuenta recibía otro ataque.
Al final, Taboada salió feliz del debate. Junto con sus acompañantes, que sonreían de oreja a oreja, ofreció una muy breve conferencia de prensa para reiterar que había triunfado y que pronto sin duda todas las encuestas reflejarían que ya va ganando. Brugada hizo una prolongada conferencia de prensa que no explica otra cosa que el necesario control de daños. Sus acompañantes traían cargas largas. Seriedad. Decían que habían ganado, pero se les notaba otra cosa.