Brugada y el cerco de las encuestas

En ese bloque de las encuestadoras muy cuestionables por sus pésimos resultados, cuyo error es superior a los dos dígitos, destacan las mismas que seguramente antes no quería Brugada, pero ahora ya. Son una verdadera mafia. FOTO: Morena.
En ese bloque de las encuestadoras muy cuestionables por sus pésimos resultados, cuyo error es superior a los dos dígitos, destacan las mismas que seguramente antes no quería Brugada, pero ahora ya. Son una verdadera mafia. FOTO: Morena.

Mensaje Político

Alejandro Lelo de Larrea


Hace apenas tres semanas, la hoy precandidata única de Morena a la Jefatura de Gobierno, Clara Brugada se quejaba en público y en privado ponía en duda o de plano descalificaba la mayor parte de las encuestas difundidas, que arrojaban una enorme ventaja de Omar García Harfuch en la interna de su partido.

El cerco de encuestas, evidentemente controlado por el equipo de Claudia Sheinbaum, en esos días estaba en contra de Brugada y por eso favorecía a Harfuch, su candidato. Para enfrentarse a las encuestas pagadas en su contra, Brugada tuvo que mandar a hacer un estudio de opinión pública propio, y así tener datos confiables, con un demóscopo ajeno a esa mafia de encuestadores que venden resultados a la carta. Se trató de la encuesta de la empresa Nuup Consultores, cuyo resultado fue un empate técnico entre Brugada y Harfuch: ella 34% y él 32%.

El plan original de Brugada y su equipo de asesores era encontrar algún medio de comunicación interesado en difundir la encuesta en que ella aventajaba, con una lógica informativa. “Nadie nos la quiso publicar”, me confió un político muy cercano a Brugada. Por ello, el 3 de noviembre convocaron a una conferencia para que Alejandro Olvera, el CEO de Nuup, la presentara.

El día previo, Brugada había presumido otra encuesta que también le daba empate técnico con Harfuch, ésta elaborada por Lorena Becerra, que hasta días antes era la directora de opinión pública del diario Reforma. En ese estudio, Harfuch iba en primer lugar con 34% de las preferencias, contra 31% de Brugada, con un margen de error de 5.1%.

Las encuestas con Harfuch en primer lugar no dejaron de publicarse de manera orquestada desde antes el inicio de la interna, y le llegaban a dar de ventaja al ex jefe de la policía hasta más de 30%. Esta vez, los encuestadores gozaban de mayor impunidad para mentir, porque no tenían frente a sí un proceso electoral para comparar sus encuestas contra el resultado. Al final, Harfuch tuvo 14% de ventaja en los estudios demoscópicos oficiales de Morena. El hecho desnudó dos cosas. La primera: que Morena no tiene un aparato propio para levantar encuestas, y la segunda, que las empresas que contrata también son proveedoras de gobiernos de Morena.

Esas son las mismas encuestadoras que ahora sí gustan a Brugada y las empezó a utilizar como propaganda desde su primer spot de precandidata. Citó una encuesta de Mendoza Blanco & Asociados, la misma que fue multada por el IEEM tras los comicios de junio pasado, porque nunca cubrió los requerimientos técnicos del organismo para difundir encuestas de carácter preelectoral. Brugada aseguró que trae 55.2% de las preferencias, contra el 22-6% de Santiago Taboada.

En ese bloque de las encuestadoras muy cuestionables por sus pésimos resultados, cuyo error es superior a los dos dígitos, destacan las mismas que seguramente antes no quería Brugada, pero ahora ya: “Inteligencia de Mercados, Campaigns & Elections, Electoralia, Enkoll, Demoscopía Digital, Covarrubias y Asociados, Parametría. Pero hay más, y para ubicarlas hay que mirar quiénes son los integrantes de la Asociación Mexicana de Investigación de Mercados y Opinión Pública (AMAI), desde donde se reparten casi todo el mercado de encuestas políticas, y con ellos es infalible que ganes una encuesta… siempre y cuando la pagues, y hasta te ofrecen difundirla en los medios de comunicación, nacionales e internacionales, con los que ya tienen convenios. Si en la oposición son hábiles podrían romper el cerco de las encuestas. Ya lo hicieron en otros procesos electorales. Lo veremos.