Cuajimalpa: es hora de la reconciliación

Mensaje Político


Alejandro Lelo de Larrea


Una semana antes de las elecciones, Carlos Orvañanos, entonces candidato del PAN, PRI y PRD a la Alcaldía Cuajimalpa tuvo que hacer su cierre de campaña de manera muy acelerada: improvisaron un templete en la parte posterior de un tráiler para poder hacer el mitin, a un costado de la explanada principal, que no les quisieron prestar. Asistieron no más de 500 personas que, por un asunto de seguridad, llegaron prácticamente en un solo bloque y de igual manera se retiraron.

Tan hostil había sido la campaña, que el candidato a diputado federal por el PAN, Jorge Triana, recibió la protección de efectivos de la Guardia Nacional, porque había sido atacado físicamente en uno de sus eventos proselitistas.

En ese su cierre de campaña, acompañado por Santiago Taboada, candidato a la Jefatura de Gobierno, Orvañanos denunció que durante los 60 días no lo dejaron hacer campaña, porque había alguien que se creía dueño de Cuajimalpa, en clara alusión a Adrián Rubalcava, quien gobernó de 2018 a 2023, pero el 2 de junio vio perdía el territorio que creía suyo, a pesar de todo lo que obstaculizó la campaña de Orvañanos.

Hoy, ya con el relevo en la Alcaldía, con la llegada de Carlos Orvañanos y la salida de todo el grupo de Rubalcava, a quien le atribuían esa hostilidad de campaña, se respiró otro clima social en la demarcación. Las nuevas autoridades organizaron un evento familiar, pacífico, cultural, musical, coro de infantes, banda de guerra y hasta con bailongo con banda sinaloense en la explanada de la Alcaldía.

Más de dos mil personas, destacados cuadros de la oposición acompañaron a Orvañanos: Taboada, Claudio X González, el activista que fraguó la alianza PAN, PRI y PRD. También el otro candidato a la Jefatura de Gobierno, Salomón Chertorivski, de MC; el que nunca quiso declinar para que hubiera posibilidades de ganarle a Morena.

También otro ambiente laboral tan solo en el primer día. A pesar de que era inhmábil, decenas de trabajadores acudieron gustosos con la esperanza de que en esta nueva etapa ya no vivan, ya no sientan hostilidad, acoso de un sistema casi de corte policial.

Lo primero que hizo Orvañanos fue despedir a todos los directores que puso su antecesor y designar a los suyos, a la inversa de lo que ocurrió en la Alcaldía Cuauhtémoc, donde de los ocho cargos principales, siete son mujeres.

En Cuajimalpa sólo una mujer: Polimnia Romana, quien fuera diputada local del PRD los últimos seis años, donde impulsó una serie de reformas en materia social, en beneficio de las mujeres, que ahora deberá implementar desde la Dirección de Desarrollo Social.

Por supuesto, desde este primer día de la nueva administración se acabaron todos los beneficios, canonjías que tenía Rubalcava, quien se sabe seguía siendo muy influyente en las decisiones del alcalde sustituto, Carlos Gómez, cercano a René Bejarano.

La nueva administración se ha encontrado, de arranque, con expresiones, quejas, recomendaciones principalmente de funcionarios de medio nivel que se han quedado: aconsejaron a nuevos directores que busquen por todos lados y quiten cámaras y micrófonos, porque puede haber de todo para espiarlos. También que hagan limpias en sus oficinas.

A la mejor no los hay, pero las sospechas de los trabajadores ilustran el ambiente laboral que se vivía en la etapa en que Rubalcava, como lo dijo en su momento Orvañanos, se creía el dueño de Cuajimalpa. Ya se acabó. Vamos a la reconciliación, se compromete. Lo veremos.