Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
La conmemoración del 114 aniversario del inicio de la Revolución Mexicana (tercera transformación, según AMLO) dejó ver dos miserias políticas de la autodenominada “cuarta transformación de la vida pública de México” y su “segundo piso”: pleno desinterés por los sitios, los símbolos históricos, y falta de capacidad política para su preservación y la gobernabilidad en la CDMX.
Lo mismo el Ángel de la Independencia, ícono de la Ciudad de México hacia el mundo: también lleva años amurallado. Estos hechos ocurren debido a la falta de capacidad política gubernamental y temor e incapacidad para aplicar las leyes con la fuerza pública e impedir esos hechos vandálicos en los emblemas historicos.
Este 20 de noviembre, ni para conmemorar el aniversario de la Revolución quitaron las murallas alrededor del Monumento que lo evoca, esas que tienen ahí mucho tiempo y hacen ver muy triste y desolado el sitio que representa la lucha social más importante para México durante el siglo XX. Esas enormes vallas metálicas también impiden desde hace mucho tiempo que se abra el museo ubicado en el sótano, ni el acceso a la parte superior, donde hay miradores.
A las autoridades capitalinas tampoco les interesó quitar a los vendedores ambulantes –al menos para este día– que se instalaron ya de fijo ahí en la banqueta que circunda al monumento.
No. Las autoridades prefirieron llevarse la conmemoración a otro lado. De la presidenta Claudia Sheinbaum se entiende y se justifica, porque todos los años ha sido una tradición que el primer mandatario en turno, desde el Zócalo, pasa revista al desfile deportivo que proviene del Campo Marte.
Pero la jefa de Gobierno, Clara Brugada, bien pudo encabezar ahí una ceremonia –o enviar algún representante, porque está convaleciente–, al menos para colocar de una ofrenda floral, como lo hizo en 2023 Sheinbaum en compañía de la familia Cárdenas, que todos los años acude a rendir homenaje al general Lázaro Cárdenas del Río, cuyos restos yacen en una de las columnas del Monumento.
El Ángel de la Independencia también tiene años cerrado, circundado por murallas de acero impenetrable, como no ocurría ni en los peores momentos de incompetencia política de algún titular del Departamento del Distrito Federal, como Óscar Espinosa, o al que critican tanto los de Morena, Miguel Mancera, jefe de Gobierno. Tampoco han podido con lo que era la Glorieta de la Palma –hoy Glorieta del Ahuehuete– también en Paseo de la Reforma, o con el propio Palacio Nacional, que ahora ya está completamente circundado por murallas.
Si el gobierno de la Ciudad de México no sabe y no tiene bien localizados a quiénes encabezan esos grupos de radicales violentos que dañan sitios históricos emblemáticos, está muy mal.
Pero si sabe quiénes son, los tiene ubicados y no actúan, la situación es peor, porque evidencian su incapacidad para detener a unos vándalos de inmuebles históricos y es una explicación del por qué no pueden desactivar y llevar a prisión a generadores de violencia e integrantes de bandas del crimen organizado que tiene azotado al país y a la ciudad en la violencia: si no pueden lo menos, no pueden lo más.
¿Qué imagen da el país hacia los turistas, al mundo, cuando los dos principales monumentos históricos en la capital están amurallados? Si no han podido en años, ¿a poco podrán liberarlos para el Mundial de futbol de 2026? Lo veremos.
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