En Coyoacán, MC se consagra como esquirol de Morena

Durante una hora y media, las candidatas de Morena y Movimiento Ciudadano trabajaron en equipo, en contra del abanderado de Va X la Ciudad de México. Si en ese tiempo hicieron alguna propuesta en el debate, se perdieron entre tanto lodo que arrojaron. FOTO: IECM
Durante una hora y media, las candidatas de Morena y Movimiento Ciudadano trabajaron en equipo, en contra del abanderado de Va X la Ciudad de México. Si en ese tiempo hicieron alguna propuesta en el debate, se perdieron entre tanto lodo que arrojaron. FOTO: IECM

Mensaje Político

Alejandro Lelo de Larrea


Durante una hora y media, las candidatas de Morena y Movimiento Ciudadano trabajaron en equipo, en contra del abanderado de Va X la Ciudad de México. Si en ese tiempo hicieron alguna propuesta en el debate, se perdieron entre tanto lodo que arrojaron.

Hannah de Lamadrid, candidata de Morena a la Alcaldía Coyoacán, y Sofía Provencio, de MC, se dedicaron a golpetear dos contra uno al candidato Giovani Gutiérrez, quien aguantó serenamente más de una hora los embates de ambas, que se difuminaron porque su actitud era igual, daba lo mismo de que partido son, no hacían diferencia. Ni siquiera había algún elemento en su vestimenta que permitiera identificarlas. La ex priísta Hannah iba de blanco con negro, y la candidata del partido naranja vestía saco rojo, cual si fuera del PRI.

Este ejemplo en el debate de este lunes organizado por el IECM entre los tres aspirantes a la Alcaldía Coyoacán es sin duda fiel reflejo –pero más burdo– de lo que ocurrió el domingo entre los abanderados presidenciales, donde el naranja Jorge Álvarez Maynez fue comparsa de Claudia Sheinbaum, y le atizó lo más que pudo a Xóchitl Gálvez. Hasta el trato hacia ellas fue distinto: a una le llamo “doctora Sheinbaum” y a la otra “candidata del PRIAN”.

Por eso, a nadie debe sorprender lo que ocurrió en el debate de Coyoacán, en que serenamente Giovani aguantó sin enojarse, sin siquiera girar la cabeza a mirar a sus oponentes, a sus tiradoras, sin caer en provocaciones cuando le lanzaban dardos venenosos, y él rechazaba usar su réplica por alusiones personales y ellas se veían enojadas.

Provencio inició el debate con una crítica a la propaganda que hay por las calles de la demarcación Coyoacán, esa que legalmente pueden colocar candidatos y partidos políticos. Dijo que no se cansa de quitar los pendones de Giovani, y éste al final del debate sostuvo que se trataba de la confesión de un delito electoral, porque la normatividad así lo establece. Sus abogados van a actuar, advirtió.

Desde que llegaron al estudio de televisión, Hannah y Provencio platicaron, cual si se estuvieran poniendo de acuerdo. Durante el debate, a cada golpe que le asestaba la candidata de MC a Giovani, Hanna asentía con la cabeza o con un gesto de afirmación. Parecía que le daba el visto bueno al comentario. Al final, también se quedaron charlando ellas dos.

Hannah acusó una y otra vez que Giovani pertenece al grupo político que lleva gobernando la Alcaldía Coyoacán más de 10 años, y que están enquistados en el PAN, sin mencionar al PRI, acaso porque hasta hace no mucho ella era militante de ese partido. Giovani respondió con una fotografía de Mauricio Toledo, vestido con chamarra de Morena. “Ese es el político al que se refiere”, comentó.

A la media hora, Hannah y Provencio dijeron que iban a pasar a las propuestas, pero sólo plantearon una que otra, y de nueva cuenta el golpeteo.

Giovani dio una explicación de porque lo estaban atacando tanto. Mostró una cartulina con una encuesta en la que el tiene el 49% de preferencias electorales, mientras que Hannah apenas llega a 36%. “Esto es lo que las trae un poco exaltadas”, dijo el candidato, quien previamente había espetado: “A una calumnia una propuesta, a 10 calumnias, 10 propuestas”. Y citó a Sócrates: “Cuando el debate está perdido, el perdedor ocupa sus armas”.

Así es y seguramente seguirá siendo la dinámica de MC en los debates, de comparsas, pues quieren salvar su registro aún a costa de ser u n satélite de Morena. Lo veremos.