Mensaje Político
Alejandro Lelo de Larrea
Desde que en junio pasado asumió la Jefatura de Gobierno, Martí Batres inició una guerra por el poder al interior de Morena, que a lo largo de los últimos meses le ha abierto varios frentes de batalla, el más importante con la candidata presidencial de su partido, Claudia Sheinbaum. Pero también con destacados integrantes de ese movimiento: Ricardo Monreal, Omar García Harfuch, Mario Delgado, Franciso Chíguil, Ernestina Godoy, por citar los más sonados.
Los frentes de batalla que se ha abierto Martí no parece que tengan la intención de impulsar una mejor condición de vida para sus gobernados. Son luchas cuasi fratricidas por las candidaturas a cargos de elección popular. En otras palabras, pleitos por el poder en Morena.
El frente abierto más importante de Batres es con Sheinbaum, quien cuando se fue del gobierno había planteado un esquema de gobierno tripartita, junto con la titular de la Secretaría de Finanzas, Luz Elena González, y con el entonces secretario de Seguridad Ciudadana, Omar García Harfuch.
Batres se sacudió pronto a ambos y lanzó una andanada contra Harfuch, la carta de Sheinbaum para la Jefatura de Gobierno. Fue el estratega y operador de los morenistas radicales para impedir que el policía se convirtiera en el candidato. La ganó, con lo que consolidó su alianza con Clara Brugada, la inminente candidata.
Las tribus de Morena se envalentonaron y le mandaron un mensaje a Sheinbaum: el único jefe de ellos es el dirigente de su movimiento, Andrés Manuel López Obrador, pero no son subordinados de ella, sino sus aliados, y los necesita para ganar la capital del país en las presidenciales.
Después de que quemaron a Harfuch, Sheinbaum quiso hacer valer el supuesto bastón de mando que le entregaron, y exigió decidir todas las candidaturas a alcaldes en la CDMX para cumplir sus compromisos políticos. Por ejemplo, con el senador Ricardo Monreal, para que la abanderada en la Cuauhtémoc sea su hija Caty Monreal, y en Tlalpan Pedro Haces Lago. Sin embargo, Batres no ha permitido que se materialicen los acuerdos de Sheinbaum, y por eso se han postergado las designaciones de candidatos. Primero dijeron que serían el 22 de diciembre y ahora se habla del 14 de febrero.
Otro de los frentes abiertos de Batres es con el alcalde de la Gustavo A. Madero, Francisco Chíguil, porque el primero impulsa para esa alcaldía a su paje César Cravioto, pero el otro quemó naves para que la candidata sea su esposa Beatriz Rojas.
Martí también abrió un frente con la ex fiscal de la CDMX, Ernestina Godoy, porque no pudo lograr su ratificación, y personas cercanas a ella afirman que está convencida de que el jefe de Gobierno la dejó perder para que en la dependencia se quedara como encargado su cuñado Ulises Lara.
En este contexto, el pleito es también con Harfuch, que tampoco le han hecho caso cuando impulsa en Azcapotzalco a Gabriela Jiménez, pero Batres quiere ahí a Nancy Núñez. Y en Coyoacán la pugna es entre la neomorenista Hannah de Lamadrid, pero Martí apoya a Gerardo Villanueva.
Hay de igual manera un frente abierto con el presidente de Morena, Mario Delgado, con quien Batres tiene rencillas desde que ambos fueron integrantes del Gabinete de Marcelo Ebrard en la CDMX, y quien ahora le quiere imponer las candidaturas. Por eso los radicales del movimiento le hacen guerra sucia en redes sociales y exigen su renuncia como dirigente del partido.
Tantos frentes se ha abierto Batres en Morena que probablemente ahí va a tener más enemigos que en la oposición, y en una de esas hasta le podría ir mejor si gana Santiago Taboada. Lo veremos.