La huella hídrica consta de agua azul, verde y gris, representando el agua superficial o subterránea consumida, el agua de lluvia incorporada y el agua requerida para diluir contaminantes.
David Polanco / CDMX Magacín
La Comisión de Hacienda del Congreso capitalino, presidida por el diputado Pablo Trejo Pérez (PRD), presentó la investigación “Huella Hídrica en la Ciudad de México: Marco Normativo y Mejores Prácticas Internacionales”.
El documento expone que las grandes urbes demandan enormes volúmenes de agua, tanto para el consumo directo como para la provisión de alimentos, energía y bienes manufacturados. Ante la creciente escasez y la variabilidad climática, resulta indispensable contar con un diagnóstico integral que considere los componentes azul, verde y gris de la huella hídrica y muestre las situaciones externas que amenazan la seguridad del suministro urbano.
Esta investigación desarrolla un esquema técnico legislativo dirigido a las personas legisladoras y las autoridades del Poder Ejecutivo en zonas metropolitanas, como la Ciudad de México, que propone definiciones jurídicas precisas, metodologías obligatorias de medición y reporte, instrumentos fiscales y tarifarios progresivos, políticas de “agua neutra” para nuevos desarrollos y mecanismos de gobernanza, como observatorios metropolitanos y consejos intermunicipales, que permitan medir, controlar, reducir y transparentar la huella hídrica en todas sus dimensiones.
Cada herramienta se ilustra con casos internacionales de éxito, en Singapur, Zaragoza, California y São Paulo, para demostrar la eficacia de combinar normas exigentes con incentivos económicos y campañas de concientización hídrica.
Finalmente, propone una implementación escalonada que garantiza propuestas técnicamente sólidas, políticamente viables y financieramente responsables, que ofrecen a la zona metropolitana un camino claro hacia una gestión del agua sostenible, equitativa y resiliente.
Entre las políticas de gestión de la demanda y eficiencia están los Programas de ahorro urbanos, las normas de eficiencia y códigos de construcción, y la reducción de pérdidas en redes.
Finalmente, se resalta que el abordaje legislativo de la huella hídrica urbana no sólo busca reducir consumos, sino que tiene una visión más amplia de justicia hídrica y resiliencia, para asegurar que las metrópolis prosperen dentro de los límites de los recursos hídricos disponibles, sin comprometer a otras regiones ni a generaciones futuras. Este cambio de paradigma, de una gestión reactiva a una gestión preventiva y planificada de la demanda, posicionaría a las ciudades como actores clave en la solución de la crisis global del agua.
Leave a Reply